#05: El monstruo de la perfección
Febrero.
Era el segundo día del evento Japan Weekend.
Las veces anteriores asistía con stand para vender mis ilustraciones y demás merchandising. Pero esa vez no. Iba solo como ayudante y para saludar a viejos conocidos.
Quería disfrutar del evento sin el estrés habitual.
Fui a saludar a mi amigo Lisco, también conocido como “el tío de los dragones”. Suele ser muy pragmático y con una visión más “empresarial”, y siempre me llevo algo de nuestros escasos encuentros.
- Oye, ¿Y en qué andas ahora?—pregunto expectante.
- Pues, ¿sabes? Ahora ando probando un método para desbloquear a la gente de dibujar. –me cuenta– ¿Tú has tenido algún bloqueo alguna vez?
-Antes bastantes, pero ahora voy bien. No tengo problema.
Pasaron 4 meses y no terminé ni una ilustración.
En ese momento no lo sabía, pero claro que estaba bloqueadísima.
Eso de los bloqueos es todo un mundo aparte, ¿verdad? Y los motivos pueden ser muy diferentes.
Según Lisco, es por estancarte en tu progreso. No ver avances.
Mi motivo era culpa de mi monstruo de la perfección.
Un monstruo que siempre ha estado ahí.
Un monstruo que susurra al oído, casi inaudible pero convincente: “El error no es una opción”. “No es suficiente.” “Le echas pocas horas.” “El resto va tres pasos por delante.” “¿Cómo vas a mantenerte en esta profesión?” “Esto no te va a salir.”
Jamás he conocido a nadie con tanta verborrea.
¿Resultado?
Muchas ideas, pero ninguna desarrollada ni terminada. La promesa de “ya me pondré cuando tenga tiempo”.
Siempre tenía tiempo de ensayar con mi guitarra, pero ¡oh, vaya!, nunca había tiempo para dibujar.
Pero en el arte no existe la perfección absoluta.
Es más, hay encanto en las imperfecciones.
Lo hay en los brochazos de Goya, en las líneas temblorosas de Paco Roca, en la letra irregular de Frannerd, en los diálogos del cine de Tarantino. Incluso en el despropósito de película The Room (2003).
Todo ello tiene algo que no te deja indiferente, y todas ello es técnicamente imperfecto.
✨ Hace poco descubrí por instagram a Ethan Lee que, en tan solo 4 años dibujando en serio, había avanzado muy rápido técnicamente. Muchos de sus dibujos, al acercarte, te das cuenta de que están “inacabados”. Aunque a primera vista no lo parece.
En su insta tiene fijado este consejo: Intenta hacer “eso” con una meta en mente. No tiene por qué ser perfecto. Con esto en mente, cuanto más trabajo termines, más te acercarás a esa meta.
✨ SimzArt, un artista super constante en el trabajo que enseña, decía la semana pasada en su Twitch: “Simplemente, sigo adelante. Empiezo un dibujo, lo termino y paso al siguiente”.
✨ Neil Gaiman dice en su libro Errores infalibles para (y por) el arte: “Cuando os metáis en faena, haced vuestro propio arte. […]De modo que escribid, dibujad, […] y vivid como sólo vosotros sabéis hacerlo.”
✨ Austin Kleon, autor del libro Roba como un artista, lleno de ideas geniales sobre la creatividad, decía en una de sus últimas newsletters: “No importa si no es bueno ahora, solo necesita existir”
Parece que superar esas barreras mentales es el secreto para continuar. Para terminar. Y para pasar a lo siguiente.
No es fácil enfrentarse a tus propias exigencias e inseguridades.
Justo hoy tampoco me está siendo fácil enfrentarme a mis monstruos, intentado terminar esta newsletter con malestar general por un Covid.
Eso que estás intentando crear quizá le ayude o inspire a una sola persona. Y eso ya es suficiente motivo para dejarse de mierdas y terminar. Y pasar a lo siguiente.
No necesita ser bueno, solo tiene que ser.
Aquí os dejo una viñeta imperfecta:
Ten un buen día,
Miriam